-y ahí estaba yo, donde estas tú ahora mismo, dispuesta a tirarlo todo por la borda, en esos tiempos no me salía nada bien, y no quería seguir
sorpotando el sentimiento de
culpabilidad, de
remordimientos y la depresión continua que sentía. Y dije ¿ por qué no? ¿ qué hay que me lo impida? era huérfana, así que no tenía una familia que lloraría por mi ausencia...
- espera, no cojas carrerilla, ¿ me vas a contar una de esas historias de cuando eras niña? no me interesa, voy hacerlo, estoy decidida, como tu dices, ¿ por qué no?- la interrumpió la suicida. Detective y adolescente estaban en el tejado de un viejo edificio abandonado a las afueras de la ciudad, abajo no había nadie asustado que gritara, solo un par de coches de policía con las sirenas encendidas.
la joven estaba tranquila, solo eso y todo se acabó, pensaba, pero daba la espalda a la detective, temía que al mirarla su seguridad se derrumbara. mientras, la detective notaba su corazón latiendo nervioso, sus constantes aceleradas anunciaban el miedo que sentía por la vida de aquella desconocida, el mismo miedo que sentía una y otra vez que trataba con suicidas.
- ¿ por qué no? porque aun tienes una vida entera por vivir- la contestó rápidamente, no dejaría que la viera titubear- estas ahí, el aire te da en la cara y te remueve el viento, y crees que no hay nada mejor que eso, pero que me dices de cuando vas por la calle y ves a un borracho besar una farola, la risa que te provoca, eso es aun mejor, que me dices de ir en el coche, sentada cómodamente y el viento te da en la cara igual que ahora, intenta negarme que eso no te provoca una sonrisa y el sentimiento de bienestar.- conforme enumeraba las situaciones su voz cogía más fuerza, aumentaba de volumen - y que me dices de ..
- vale, vale, eso son las cosas bonitas, ¿ pero que me dices del resto? sentirte todos los meses indefensa durante varios días solo por ser mujer y estar encogida de dolor, que me dices de cuando sales y te sientes invisible porque nadie te mira, que me dices de todas esas lágrimas que derramé con la muerte de todos los que he querido.- su voz emitió temblor, sus lágrimas empezaron a caer.
- te digo que todos ellos
quedrían que vivieras tu vida, que aprovecharas cada momento que ellos no han podido vivir, que no te miran, haz que te miren,
tómate un
iboprufeno, y sonríe porque gracias a eso algún día tu también podrás traer una vida al mundo.
- ¿ sabes? la noche antes del incendio mi padre me vio llorar y me susurró,
donde estés tu, siempre estaré yo, pero.. - hizo una pausa en la que no pudo evitar girarse hacia la detective- ¿ dónde esta ahora?
- mm no lose, eso es algo que cada persona te dará una respuesta diferente conforme a su creencia, pero esté donde esté no creo que le gustase verte donde estás ahora. la vida tienes sus pros y sus
contras.
la vida es bella por si sola y tu formas parte de ella y por eso tu debes vivir feliz. - la dijo suavemente mirándola con sinceridad, se acercó a ella apenas unos pasos y alargó la mano lentamente.- por favor, no cometas una estupidez, yo estuve como tu, ahí arriba y
mírame ahora, gracias a que cambié de idea ahora puedo sonreír por la vida que me
forjé yo sola, ven, baja de ahí.
hazlo por ti.
- yo.. yo, ya no se que hacer, y si me bajo que, ¿ directa a un loquero de esos? ¿ a un orfanato? no! no quiero tener esa vida.
- y no al tendrás, iras a un psicólogo unos meses, no es tan malo, y aun te queda familia que quiere que estés con ellos el tiempo que tu quieras. estas en un cruce de caminos, no elijas el camino equivocado.
- ¿y cómo saber cual es el correcto?
- simplemente dándole a la vida otra oportunidad, de la otra forma nunca sabrás la respuesta al y si no me hubiese tirado... - se acercó un poco más, ya solo la separaban un par de pasos. la joven miró hacia abajo, tembló en silencio, de pronto, la idea de tirarse ya no se le presentaba tan gustosa... tal vez esa mujer tenía razón... no era guapa, pero incluso ella estaba casada, tenia el anillo, ¿ y por qué no concederse una oportunidad? la miró de nuevo, parecía sincera.
lentamente la joven movió un pie y luego el otro y se dejo caer hacia la detective que la abrazo, mientras la susurraba, bien, bien, tranquila, ya pasó todo, y ella solamente lloraba en silencio, dejando escapar todo el ahogo que había sentido esos últimos meses.